Por Carlos Martínez Sagasta Fumar, comer hidratos de carbono, tomar alcohol o café, son respuestas a “mensajes” que envía el cerebro para encontrar un equilibrio, adaptarse a presiones o necesidades, o simplemente responder a mandatos genéticos. Nuestro cerebro “sabe” que con estas cosas puede modificar los niveles de dopamina, noradrenalina, serotonina, GABA, endorfinas y otras moléculas que actúan como neurotransmisores. Es por eso que algunos antidepresivos, por ejemplo, pueden hacer subir o bajar de peso, o reducir la necesidad de fumar. En definitiva, todo converge en una serie compleja de circuitos neuronales que son activados o inhibidos.