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Una dieta rica en fructosa produce alteraciones en el cerebro, la memoria y el aprendizaje que dificulta la capacidad cerebral.

http://www.tdbimg.com/files/2011/03/01/img-article---begley-corn-syrup-gal-launch_205417440017.jpg
[17/05/2012] The Journal of Physiology. 2012 May;590(10):2485-2499.
Según un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (EE.UU.) realizado en ratas, una dieta rica en fructosa produce alteraciones en el cerebro, la memoria y el aprendizaje que dificulta la capacidad cerebral. El trabajo, que se publica en Journal of Physiology, muestra además que los ácidos grasos omega-3 pueden contrarrestar dicho proceso. Los investigadores analizaron un tipo de jarabe de maíz, rico en fructosa y seis veces más dulce que el azúcar de caña, que se añade de forma habitual a los alimentos procesados, como las bebidas gaseosas, condimentos y alimentos para bebés. No se trata de la fructosa natural que contienen las frutas, que también contienen importantes antioxidantes, señala autor del trabajo Fernando Gómez-Pinilla,
Su equipo estudió dos grupos de ratas a las que se administró distintos niveles de fructosa durante seis
semanas y uno de ellos también recibió ácidos grasos omega-3, que protege contra el daño que se produce en la sinapsis -las conexiones químicas entre las células cerebrales que permiten a la memoria y el aprendizaje-.
Antes del estudio, todos los animales eran capaces de navegar por un laberinto, que contenía numerosos
agujeros, pero sólo una salida. Los científicos colocaron puntos de referencia visuales en el laberinto para
ayudar a las ratas a aprender y recordar el camino. Seis semanas después, los investigadores probaron la
habilidad de las ratas a recordar la ruta y escapar del laberinto. Lo que vieron les sorprendió.
«El segundo grupo navegaba por el laberinto mucho más rápido que las ratas que no recibieron ácidos grasos
omega-3; éstas eran más lentas y sus cerebros mostraron una disminución en la actividad sináptica». Además,
las ratas que no recibieron ácidos grasos omega-3 mostraron signos de resistencia a la insulina, una hormona
que controla el azúcar en la sangre y regula la función sináptica en el cerebro.
Los expertos sospechan que la fructosa es la responsable de una disfunción cerebral en estas ratas. Tomar
demasiada de fructosa, dicen, podría bloquear la capacidad de la insulina de regular la función de las células
para procesar pensamientos y emociones.
Acceso gratuito al texto completo.

www.psiquiatria.com/descarga_pdf.ats?clave=56585

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