Los autores hallaron que cuando orientaban a los padres sobre buenas prácticas de sueño, los hijos tendían a tener menos problemas para dormir que los niños de padres sin esa orientación.Traducido del inglés: martes, 13 de septiembre, 2011Por Genevra Pittman NUEVA YORK (Reuters Health) - Un estudio de Australia sugiere que controlar a los niños para detectar trastornos del sueño y conversar con los padres sobre estrategias para que ellos puedan dormir ayudaría a los niños a mejorar el rendimiento escolar.
El estudio fue pequeño y no demostró que mejorar la calidad del sueño modificara los logros escolares de los niños durante el año. Aun así, los resultados revelaron que "los trastornos del sueño son comunes entre los escolares y que se pueden tratar (...) con una intervención conductual breve", resumió por e-mail Jon Quach, de la University of Melbourne.
La mayoría de los problemas para dormir en niños de 5 y 6 años está asociada a la conducta.
"Algunos tienen malos hábitos de sueño; se acuestan muy tarde, no tienen una rutina para ir a la cama, o muchos aún necesitan que los padres se queden con ellos para dormir", dijo la experta en sueño infantil Jodi Mindell, de St. Joseph's University, Filadelfia, y que no participó del estudio.
"A esa edad también aparecen los terrores nocturnos" o la ansiedad por empezar la escuela.
El estudio se concentró en ese período de regreso a la escuela e incluyó a los que empezaban la primaria.
El equipo de Quach entrevistó a 1500 padres de niños que empezaban las clases en 22 escuelas primarias de Melbourne: 161 padres dijeron que sus hijos tenían problemas de sueño moderados o graves. Se reunieron 108 niños para participar del estudio, excluyendo a aquellos con trastornos respiratorios graves asociados con el sueño.
La mitad de los padres participantes realizó una consulta privada en la escuela, seguida de una llamada telefónica a las dos semanas, para conversar sobre estrategias conductuales para mejorar la calidad del sueño de sus hijos. A la otra mitad no se le brindó ayuda extra (grupo control).
Al año, los autores volvieron a entrevistar a los padres sobre la calidad del sueño de sus hijos. A los seis de la primera consulta, el equipo evaluó la capacidad de aprendizaje de los niños.
Los problemas de sueño disminuyeron en ambos grupos, según publica el equipo en Pediatrics. Pero a los hijos de los padres que habían recibido orientación les fue mejor.
A los seis meses, el 26 por ciento de los niños de ese grupo y el 47 por ciento del grupo control seguía teniendo problemas moderados o graves para dormir. Pero, al año, no había diferencia y un tercio de ambos grupos seguía con trastornos del sueño.
Los hijos de los adultos que habían recibido orientación se resistían menos a la hora de dormir y se acostaban más rápido que el grupo control. Pero no hubo diferencia en el buen rendimiento de los tests académicos diseñados para evaluar la capacidad para leer, hacer cuentas y deletrear.
El equipo aclaró que el estudio fue pequeño y que se necesitaría un seguimiento de más niños durante más de un año. Según explicaron los autores, la mejoría del sueño demoraría un tiempo en traducirse en un mayor rendimiento escolar.
Mindell dijo que "no hay duda" de que este tipo de programa funcione en las escuelas de Estados Unidos, con consejeros escolares o enfermeras a cargo de las consultas. "Es una llamada de atención a docentes y psicólogos escolares: tienen que estar atentos a los problemas del sueño".
Por ahora, sugirió algunas estrategias.
Los "cambios más simples" incluyen "asegurarse que los niños se acuestan antes de las 21.00; incluir la lectura en la rutina para dormir porque calma a los niños, hace que se concentren y mejora la comprensión; y alentarlos a dormirse solos".
Finalmente, hay que asegurarse de no dejar distracciones electrónicas en la habitación de los niños. "Desháganse de los Game Boys, de las computadoras y los teléfonos celulares", dijo.
Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_116442.html (*estas noticias no estarán disponibles después del 12/12/2011)
FUENTE: Pediatrics, online 2 de septiembre del 2011.
Reuters Health
El estudio fue pequeño y no demostró que mejorar la calidad del sueño modificara los logros escolares de los niños durante el año. Aun así, los resultados revelaron que "los trastornos del sueño son comunes entre los escolares y que se pueden tratar (...) con una intervención conductual breve", resumió por e-mail Jon Quach, de la University of Melbourne.
La mayoría de los problemas para dormir en niños de 5 y 6 años está asociada a la conducta.
"Algunos tienen malos hábitos de sueño; se acuestan muy tarde, no tienen una rutina para ir a la cama, o muchos aún necesitan que los padres se queden con ellos para dormir", dijo la experta en sueño infantil Jodi Mindell, de St. Joseph's University, Filadelfia, y que no participó del estudio.
"A esa edad también aparecen los terrores nocturnos" o la ansiedad por empezar la escuela.
El estudio se concentró en ese período de regreso a la escuela e incluyó a los que empezaban la primaria.
El equipo de Quach entrevistó a 1500 padres de niños que empezaban las clases en 22 escuelas primarias de Melbourne: 161 padres dijeron que sus hijos tenían problemas de sueño moderados o graves. Se reunieron 108 niños para participar del estudio, excluyendo a aquellos con trastornos respiratorios graves asociados con el sueño.
La mitad de los padres participantes realizó una consulta privada en la escuela, seguida de una llamada telefónica a las dos semanas, para conversar sobre estrategias conductuales para mejorar la calidad del sueño de sus hijos. A la otra mitad no se le brindó ayuda extra (grupo control).
Al año, los autores volvieron a entrevistar a los padres sobre la calidad del sueño de sus hijos. A los seis de la primera consulta, el equipo evaluó la capacidad de aprendizaje de los niños.
Los problemas de sueño disminuyeron en ambos grupos, según publica el equipo en Pediatrics. Pero a los hijos de los padres que habían recibido orientación les fue mejor.
A los seis meses, el 26 por ciento de los niños de ese grupo y el 47 por ciento del grupo control seguía teniendo problemas moderados o graves para dormir. Pero, al año, no había diferencia y un tercio de ambos grupos seguía con trastornos del sueño.
Los hijos de los adultos que habían recibido orientación se resistían menos a la hora de dormir y se acostaban más rápido que el grupo control. Pero no hubo diferencia en el buen rendimiento de los tests académicos diseñados para evaluar la capacidad para leer, hacer cuentas y deletrear.
El equipo aclaró que el estudio fue pequeño y que se necesitaría un seguimiento de más niños durante más de un año. Según explicaron los autores, la mejoría del sueño demoraría un tiempo en traducirse en un mayor rendimiento escolar.
Mindell dijo que "no hay duda" de que este tipo de programa funcione en las escuelas de Estados Unidos, con consejeros escolares o enfermeras a cargo de las consultas. "Es una llamada de atención a docentes y psicólogos escolares: tienen que estar atentos a los problemas del sueño".
Por ahora, sugirió algunas estrategias.
Los "cambios más simples" incluyen "asegurarse que los niños se acuestan antes de las 21.00; incluir la lectura en la rutina para dormir porque calma a los niños, hace que se concentren y mejora la comprensión; y alentarlos a dormirse solos".
Finalmente, hay que asegurarse de no dejar distracciones electrónicas en la habitación de los niños. "Desháganse de los Game Boys, de las computadoras y los teléfonos celulares", dijo.
Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_116442.html (*estas noticias no estarán disponibles después del 12/12/2011)
FUENTE: Pediatrics, online 2 de septiembre del 2011.
Reuters Health
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