LARAZON.ES (POR BEATRIZ MUÑOZ) MARTES, 12 DE ABRIL DE 2011 Pese a que su componente mayoritario, la cafeína, actúa sobre el sistema nervioso central, los expertos coinciden en que un consumo moderado no guarda relación con el aumento de la tensión arterial. Sin embargo, las últimas investigaciones revelan que su abuso eleva el riesgo de padecer artritis reumatoide
Considerada como la tercera bebida más consumida en todo el mundo después del agua y el té, el café supone, para la gran mayoría, la «gasolina» para funcionar y afrontar el día. Si durante años su consumo se ha tachado como un hábito tóxico y poco saludable equiparable a la ingesta de tabaco o alcohol, los componentes de esta bebida han sido objeto de estudio por parte de la comunidad científica, hasta el punto de que muchos de ellos, incluída la cafeína, podrían jugar un papel relevante en la prevención de determinadas enfermedades. Eso sí, siempre y cuando se trate de lo que los expertos señalan como un consumo moderado, entre tres y cuatro tazas diarias.
Para la doctora María Antonia Lizárraga, especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte, portavoz científico del Centro de Información Café y Salud y autora de la revisión bibliográfica «Café y estilo de vida saludable», «las vitaminas, los minerales y los antioxidantes del café pueden ejercer un factor protector frente a un gran número de enfermedades en las que está implicado el estrés oxidativo de las células, así como un poder preventivo frente a patologías degenerativas como el párkinson y el alzhéimer». En concreto, un estudio publicado en marzo de este año en la revista «Journal of the American Heart Association» y elaborado por investigadores del Instituto Nacional de Medicina Ambiental del Instituto Karolinska en Estocolmo (Suecia), revela que beber más de una taza de café al día se asocia con un 25 por ciento menos de riesgo de ictus en comparación con quienes consumen menos. El estudio, realizado entre 34.670 mujeres de entre 49 y 83 años durante diez años pone de manifiesto, según su autora, Susanna Larsson, «que tras tener en cuenta otros factores de riesgo, la toma de café está relacionada con una menor probabilidad de padecer ictus total, infarto cerebral y hemorragia subaracnoidea». De hecho, «algunas mujeres han evitado su consumo porque pensaban que no era sano», matiza la investigadora.
Diferencias
Precisamente, la cafeína es el componente más polémico de esta bebida debido a que actúa como un estimulante del sistema nervioso central. Sin embargo, la «Food and Drug Administration», organismo que regula los medicamentos en EE UU, reconoce esta sustancia como segura, pero siempre y cuando no se excedan de los 300 miligramos diarios, lo que equivale a cuatro tazas. Hay que tener en cuenta que existen diferencias importantes en la concentración de los componentes del café según su variedad y el grado de tostado. Así, los dos tipos que se consumen en nuestro país corresponden a la arábica y robusta. Según Lizárraga, «lo habitual es que el café que tomamos sea una mezcla de ambas. Por el hecho de pensar que la cafeína puede ser mala no hay por qué eliminarla. Todo dependerá de las necesidades de cada uno».
Muchas personas y en especial las que padecen problemas cardiovasculares ven en esta bebida a su peor enemigo. Sin embargo, la doctora María Victoria Cañadas Godoy, cardióloga del Hospital USP San Camilo de Madrid, advierte de que «un consumo moderado no afecta al control global de la tensión arterial ni al riesgo de eventos coronarios. A la hora de extraer conclusiones sobre sus efectos nocivos no podemos olvidar que resulta imposible aislarlos de otros hábitos de vida que a menudo coexisten entre sus consumidores y que podrían ser más relevantes como el tabaco, el alcohol o el estrés».
Aunque a la más mínima duda siempre queda la opción del descafeinado, el doctor Mariano de la Figuera, especialista en Medicina Interna, sostiene que «no se puede decir que haya un descafeinado cero por ciento, pero la cantidad de cafeína que posee es tan mínima que hasta los que no lo toleran lo pueden tomar». Por contra, tomar más de tres tazas de café al día aumenta el riesgo de desarrollar artritis reumatoide, según han puesto de manifiesto varios estudios científicos. «La cantidad ingerida es directamente proporcional al incremento del riesgo y de la gravedad de esta enfermedad», explica el doctor Antonio Naranjo, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Doctor Negrín en Gran Canaria. Asimismo, Cañadas recomienda disminuir o evitar su toma «durante el embarazo porque parece que el consumo de cafeína y otros excitantes podría asociarse a un incremento leve del riesgo de aborto».
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