Los investigadores han intentado comprender el proceso de ponerse nervioso en los seres humanos y la manera de enfrentar esta emoción. Recientemente, ellos lograron un avance importante, cuando se identificaron dos rutas neuronales críticos para este proceso.
Por Tudor Vieru February 10th, 2011, 14:10 GMT En la Universidad de California en Berkeley (UCB). Cuando ocurre un desastre, algunas personas sufren un colapso inmediato, mientras que otros siguen siendo calmos independientemente de la gravedad de la situación. Por el contrario, unas cuestiones triviales realmente pueden molestar a algunos, dejando a otros completamente indiferentes.
Estas diferencias en cómo la gente trata con su ansiedad fueron objeto de la nueva investigación de la UCB. Los expertos en la Universidad querían determinar cómo fue fundada esta capacidad en el cerebro.
Durante su investigación, los expertos involucrados en este trabajo identificaron dos vías neuronales claves que desempeñan un papel crítico en el desarrollo o la supresión del miedo. En otras palabras, su interacción es uno de los factores determinantes de cómo nos comportamos en una situación dada.
Si estas conclusiones son probadas a ser verdaderas, entonces podríamos estar a punto de elaborar nuevos enfoques para tratar afecciones como el miedo crónico y los trastornos de ansiedad. Juntas, estas enfermedades afectan a más de 25 millones de personas en los Estados Unidos solamente, además de innumerables otros alrededor del mundo.
Las manifestaciones de dichas afecciones incluyen ataques de pánico, fobias sociales, comportamiento obsesivo compulsivo y trastorno por estrés postraumático, escriben los investigadores en un documento nuevo. El trabajo aparece en el número 9 de febrero de la estimada revista científica Neuron.
La primera vía neuronal identificada por el grupo de la UCB pasa a través de una amígdala hiperactiva, la región del cerebro que controla el miedo y el reflejo primordial de volar-o-luchar. La zona también ha sido vinculada al desarrollo de las fobias específicas.
La segunda vía implica la corteza prefrontal ventral, un área que reduce las respuestas de miedo y fobias, incluso cuando lo eventos están todavía en desarrollo. Un VPC activo también impide que la gente se preocupe demasiado por cosas sin importancia.
Para esta investigación, el equipo de investigación utiliza imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para analizar los patrones de actividad cerebral en 23 adultos sanos.
"Este descubrimiento es importante ya que sugiere que algunas personas pueden ser capaces de utilizar esta ventral de la parte frontal del cerebro para regular sus respuestas al miedo – e incluso en situaciones donde los eventos estresantes o peligrosos están en curso", dice la psicóloga Sonia Bishop de UCB que es la autora principal del papel.
"Si podemos formar a aquellos individuos que no son naturalmente buenos en esto para poder hacer esto, podríamos ser capaces de ayudar a personas crónicamente ansiosos así como los que están expuestos a situaciones peligrosas o estresantes durante un largo período de tiempo", concluye ella.
Comments
Post a Comment