Médicos expertos no se ponen de acuerdo en torno a si el corazón de un joven atleta debería someterse a pruebas médicas extensas Traducido del inglés: Viernes, 10 de septiembre, 2010 JUEVES, 9 de septiembre (HealthDay News/HolaDoctor) -- La mayoría de los adolescentes creen que son invencibles, pero esta percepción se duplica cuando se trata de jóvenes atletas talentosos. Son jóvenes, inmortales, en su mejor forma física y la envidia de sus amigos.
Así que cuando llega la noticia de que un atleta universitario o de secundaria aparentemente sano muere de manera repentina mientras practica su deporte favorito, millones de padres se angustian con toda razón.
Las preguntas más importantes son: ¿Debería mi hijo someterse a una evaluación médica antes de practicar algún deporte? ¿Cuáles pruebas son necesarias? ¿Cómo podemos estar seguros de que está lo suficientemente sano para competir?
Todo el mundo está de acuerdo en que una revisión médica antes de practicar cualquier deporte es algo vital. Pero el consenso parece llegar hasta aquí. El centro del conflicto respecto a más pruebas médicas radica en qué medida se debe examinar el corazón de los atletas juveniles antes de darles el visto bueno para practicar deportes.
"Creo que todos deberían tener un médico que les evaluara, además el médico debe saber que el niño va a practicar deportes", dijo el Dr. Paul Thompson, director de cardiología preventiva en el Hospital Hartford de Connecticut, que ayudó a escribir una declaración de principios conjunta en 2007 del Colegio Americano de Medicina Deportiva (American College of Sports Medicine) y la American Heart Association.
Esa declaración recomienda la evaluación cardiovascular en atletas universitarios y de secundaria antes de participar en deportes y en intervalos de dos a cuatro años. El examen debe incluir el historial familiar, el historial personal y un examen "centrado en la detección de las afecciones asociadas con eventos relacionados con el ejercicio", de acuerdo a la recomendación de los grupos.
Pero, hay más: La AHA no recomienda las pruebas adicionales no invasivas de rutina, tales como el ECG [electrocardiograma de rutina que evalúa los ritmos eléctricos del corazón]".
La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) parece estar de acuerdo. "Cada médico debe tener un historial completo del atleta y de su familia", explicó el doctor Reginald Washington, cardiólogo pediátrico y director médico del Hospital Infantil Rocky Mountain de Denver y ex presidente del comité de medicina deportiva y condición física de la academia.
El médico debe preguntar sobre cualquier dolor en el pecho y mareos, y si el atleta se desmayó alguna vez o si experimentó latidos cardiacos inusuales o rápidos, dijo Washington. El médico también debe preguntar si los padres del atleta han tenido enfermedad cardiaca a una edad temprana, antes de los 55 años para un hombre y 65 para una mujer. Y el examen físico, apuntó, debe ser completo e incluir auscultación del corazón, toma de la presión arterial y del pulso.
"Si todo está normal así como el historial familiar, entonces no es necesario hacer más pruebas", señaló Washington, haciéndose eco de la postura de la academia.
Pero otros no están de acuerdo y abogan por pruebas más amplias y universales de todos los atletas jóvenes para evitar tragedias futuras.
Expertos en cardiología de la Johns Hopkins Medicine en Baltimore sostienen que tanto el electrocardiograma como el ecocardiograma, que es un ultrasonido que mide el tamaño del corazón, la función de bombeo y examina las válvulas cardiacas defectuosas, son fundamentales para detectar los primeros signos de defectos cardiacos en atletas jóvenes, porque ninguna de estas pruebas por sí sola puede identificar todos los problemas potenciales.
En la evaluación de 134 atletas de escuelas secundarias que compitieron en los campeonatos de atletismo de pista y campo del estado de Maryland en 2008, por ejemplo, no se detectaron defectos cardiacos potencialmente mortales, pero se encontraron anomalías en la presión arterial de 36 atletas que ameritaron más exámenes y monitorización, algunos con ECG y otros con ecocardiograma, informaron médicos de la Hopkins en una reunión de la American Heart Association a finales de 2009.
En las pruebas de 2009, según un informe de la Hopkins, se encontró una valvulopatía cardiaca grave en un atleta de pista y campo y en otro un problema cardiaco sin diagnosticar que podía requerir un trasplante en el futuro. Ninguno de los atletas reportó ningún síntoma.
"Si usted se va a someter a un examen, tiene que ser completo", señaló el Dr. Theodore Abraham, profesor asociado en la Escuela de Medicina de la Hopkins y de su Instituto Cardiaco y Vascular, en una declaración preparada.
Otros estudios han encontrados pros y contras en la realización de exámenes adicionales.
Por ejemplo, investigadores de Harvard que examinaron a 510 atletas de la universidad encontraron que el uso del historial familiar y del examen físico por sí solo tiene una sensibilidad global de 45.5 por ciento, lo que significa que se detectan problemas existentes en aproximadamente 45 de cada 100 atletas evaluados. Pero agregar el ECG a las pruebas aumentó esta sensibilidad a más de 90 por ciento.
Sin embargo, el ECG se asoció también a una tasa de falsos positivos, es decir que sugiere un problema cuando no hay ninguno, de casi 17 por ciento, de acuerdo con su informe, publicado el 2 de marzo en Annals of Internal Medicine.
Otro estudio independiente sobre esta cuestión, en relación a la costo-efectividad de tales pruebas, informó que añadir los ECG a la evaluación cardiaca de los jóvenes atletas permite salvar dos años de vida por cada 1,000 atletas, a un costo por atleta de 89 dólares.
Las políticas de evaluación difieren de una región a otra a lo largo y ancho del país. Por ejemplo, en Houston, los entrenadores de atletismo de diez escuelas secundarias utilizan sistemas portátiles para someter a los atletas a ECG, y un médico de la ciudad ha puesto en marcha un programa para ofrecer evaluaciones cardiacas a alumnos de sexto grado, con la esperanza de examinar a todos los niños de sexto grado de Texas.
Pero la evaluación cardiaca universal tiene desventajas, señalan otros expertos
"Se cree que en casi el 10 por ciento de los niños que se someten a un electrocardiograma algo no marcha bien", señaló Thompson, un médico de Connecticut. "Esto conduce a pruebas adicionales, pero casi todos no presentan ninguna anomalía".
El problema, apuntó, no es sólo el desperdicio de dinero en atención de la salud, sino la ansiedad que causan las pruebas adicionales, tanto en los atletas como en sus padres.
Thompson destacó que no es ajeno al hecho de que los padres se preocupen o a la triste realidad de que cada año mueran algunos atletas de forma inesperada.
"Cada una de estas muertes es una gran tragedia", dijo, y agregó que realizará pruebas adicionales si los padres están muy preocupados. "Pero si las personas prestan atención, la tasa de mortalidad en EE. UU. es aproximadamente de uno de cada 250,000 atletas. No hay investigaciones realmente concluyentes que demuestren que [las pruebas extensas] salvan vidas".
Además, en los exámenes masivos, en los que los niños hacen una fila y se les evalúa de manera rápida, la precisión podría mermar, dijo Washington, cardiólogo pediátrico de Denver. "Un buen ultrasonido a fondo debería tardar media hora", señaló. "Si ponemos a todos los niños en fila [en la escuela o en un equipo] para someterlos a un ultrasonido portátil, se pasarán por alto algunas anormalidades sutiles".
Pero Sharon Bates, una madre que creó la Fundación Anthony Bates después de que su hijo atleta, Anthony, muriera de forma inesperada en 2000 y que luego se determinó que fue a causa de un corazón agrandado, no está de acuerdo con los argumentos en contra de los exámenes en masa.
Incluso si se detecta un problema menor, apuntó, usted tiene derecho a saberlo y éste debe ser tratado.
El hijo de Bates había pasado con éxito la típica prueba física antes de la práctica deportiva, señaló, sin embargo tenía un problema cardiaco grave.
Su fundación con sede Phoenix promueve las pruebas médicas universales para todos los jóvenes y no sólo para las atletas, dijo.
Tal como dijo Abraham "¿Cuál es el precio de una sola vida?"
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
Las preguntas más importantes son: ¿Debería mi hijo someterse a una evaluación médica antes de practicar algún deporte? ¿Cuáles pruebas son necesarias? ¿Cómo podemos estar seguros de que está lo suficientemente sano para competir?
Todo el mundo está de acuerdo en que una revisión médica antes de practicar cualquier deporte es algo vital. Pero el consenso parece llegar hasta aquí. El centro del conflicto respecto a más pruebas médicas radica en qué medida se debe examinar el corazón de los atletas juveniles antes de darles el visto bueno para practicar deportes.
"Creo que todos deberían tener un médico que les evaluara, además el médico debe saber que el niño va a practicar deportes", dijo el Dr. Paul Thompson, director de cardiología preventiva en el Hospital Hartford de Connecticut, que ayudó a escribir una declaración de principios conjunta en 2007 del Colegio Americano de Medicina Deportiva (American College of Sports Medicine) y la American Heart Association.
Esa declaración recomienda la evaluación cardiovascular en atletas universitarios y de secundaria antes de participar en deportes y en intervalos de dos a cuatro años. El examen debe incluir el historial familiar, el historial personal y un examen "centrado en la detección de las afecciones asociadas con eventos relacionados con el ejercicio", de acuerdo a la recomendación de los grupos.
Pero, hay más: La AHA no recomienda las pruebas adicionales no invasivas de rutina, tales como el ECG [electrocardiograma de rutina que evalúa los ritmos eléctricos del corazón]".
La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) parece estar de acuerdo. "Cada médico debe tener un historial completo del atleta y de su familia", explicó el doctor Reginald Washington, cardiólogo pediátrico y director médico del Hospital Infantil Rocky Mountain de Denver y ex presidente del comité de medicina deportiva y condición física de la academia.
El médico debe preguntar sobre cualquier dolor en el pecho y mareos, y si el atleta se desmayó alguna vez o si experimentó latidos cardiacos inusuales o rápidos, dijo Washington. El médico también debe preguntar si los padres del atleta han tenido enfermedad cardiaca a una edad temprana, antes de los 55 años para un hombre y 65 para una mujer. Y el examen físico, apuntó, debe ser completo e incluir auscultación del corazón, toma de la presión arterial y del pulso.
"Si todo está normal así como el historial familiar, entonces no es necesario hacer más pruebas", señaló Washington, haciéndose eco de la postura de la academia.
Pero otros no están de acuerdo y abogan por pruebas más amplias y universales de todos los atletas jóvenes para evitar tragedias futuras.
Expertos en cardiología de la Johns Hopkins Medicine en Baltimore sostienen que tanto el electrocardiograma como el ecocardiograma, que es un ultrasonido que mide el tamaño del corazón, la función de bombeo y examina las válvulas cardiacas defectuosas, son fundamentales para detectar los primeros signos de defectos cardiacos en atletas jóvenes, porque ninguna de estas pruebas por sí sola puede identificar todos los problemas potenciales.
En la evaluación de 134 atletas de escuelas secundarias que compitieron en los campeonatos de atletismo de pista y campo del estado de Maryland en 2008, por ejemplo, no se detectaron defectos cardiacos potencialmente mortales, pero se encontraron anomalías en la presión arterial de 36 atletas que ameritaron más exámenes y monitorización, algunos con ECG y otros con ecocardiograma, informaron médicos de la Hopkins en una reunión de la American Heart Association a finales de 2009.
En las pruebas de 2009, según un informe de la Hopkins, se encontró una valvulopatía cardiaca grave en un atleta de pista y campo y en otro un problema cardiaco sin diagnosticar que podía requerir un trasplante en el futuro. Ninguno de los atletas reportó ningún síntoma.
"Si usted se va a someter a un examen, tiene que ser completo", señaló el Dr. Theodore Abraham, profesor asociado en la Escuela de Medicina de la Hopkins y de su Instituto Cardiaco y Vascular, en una declaración preparada.
Otros estudios han encontrados pros y contras en la realización de exámenes adicionales.
Por ejemplo, investigadores de Harvard que examinaron a 510 atletas de la universidad encontraron que el uso del historial familiar y del examen físico por sí solo tiene una sensibilidad global de 45.5 por ciento, lo que significa que se detectan problemas existentes en aproximadamente 45 de cada 100 atletas evaluados. Pero agregar el ECG a las pruebas aumentó esta sensibilidad a más de 90 por ciento.
Sin embargo, el ECG se asoció también a una tasa de falsos positivos, es decir que sugiere un problema cuando no hay ninguno, de casi 17 por ciento, de acuerdo con su informe, publicado el 2 de marzo en Annals of Internal Medicine.
Otro estudio independiente sobre esta cuestión, en relación a la costo-efectividad de tales pruebas, informó que añadir los ECG a la evaluación cardiaca de los jóvenes atletas permite salvar dos años de vida por cada 1,000 atletas, a un costo por atleta de 89 dólares.
Las políticas de evaluación difieren de una región a otra a lo largo y ancho del país. Por ejemplo, en Houston, los entrenadores de atletismo de diez escuelas secundarias utilizan sistemas portátiles para someter a los atletas a ECG, y un médico de la ciudad ha puesto en marcha un programa para ofrecer evaluaciones cardiacas a alumnos de sexto grado, con la esperanza de examinar a todos los niños de sexto grado de Texas.
Pero la evaluación cardiaca universal tiene desventajas, señalan otros expertos
"Se cree que en casi el 10 por ciento de los niños que se someten a un electrocardiograma algo no marcha bien", señaló Thompson, un médico de Connecticut. "Esto conduce a pruebas adicionales, pero casi todos no presentan ninguna anomalía".
El problema, apuntó, no es sólo el desperdicio de dinero en atención de la salud, sino la ansiedad que causan las pruebas adicionales, tanto en los atletas como en sus padres.
Thompson destacó que no es ajeno al hecho de que los padres se preocupen o a la triste realidad de que cada año mueran algunos atletas de forma inesperada.
"Cada una de estas muertes es una gran tragedia", dijo, y agregó que realizará pruebas adicionales si los padres están muy preocupados. "Pero si las personas prestan atención, la tasa de mortalidad en EE. UU. es aproximadamente de uno de cada 250,000 atletas. No hay investigaciones realmente concluyentes que demuestren que [las pruebas extensas] salvan vidas".
Además, en los exámenes masivos, en los que los niños hacen una fila y se les evalúa de manera rápida, la precisión podría mermar, dijo Washington, cardiólogo pediátrico de Denver. "Un buen ultrasonido a fondo debería tardar media hora", señaló. "Si ponemos a todos los niños en fila [en la escuela o en un equipo] para someterlos a un ultrasonido portátil, se pasarán por alto algunas anormalidades sutiles".
Pero Sharon Bates, una madre que creó la Fundación Anthony Bates después de que su hijo atleta, Anthony, muriera de forma inesperada en 2000 y que luego se determinó que fue a causa de un corazón agrandado, no está de acuerdo con los argumentos en contra de los exámenes en masa.
Incluso si se detecta un problema menor, apuntó, usted tiene derecho a saberlo y éste debe ser tratado.
El hijo de Bates había pasado con éxito la típica prueba física antes de la práctica deportiva, señaló, sin embargo tenía un problema cardiaco grave.
Su fundación con sede Phoenix promueve las pruebas médicas universales para todos los jóvenes y no sólo para las atletas, dijo.
Tal como dijo Abraham "¿Cuál es el precio de una sola vida?"
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Paul Thompson, M.D., director, preventive cardiology, Hartford Hospital, Hartford, Conn.; Reginald Washington, M.D., pediatric cardiologist and chief medical officer, Rocky Mountain Hospital for Children, Denver; Sharon Bates, founder and chief executive, Anthony Bates Foundation, Phoenix; May 2007, Medicine & Science in Sports & Exercise; Nov. 11, 2009, news release, Johns Hopkins Medicine, Baltimore; March 2, 2010, Annals of Internal Medicine
HealthDay
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_103190.html
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