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INFOBAE SALUD | |
ARTES, 24 DE AGOSTO DE 2010 | |
Estos tipos de personas presentaron un engrosamiento en las paredes de las arterias de sus cuellos, relacionado con un aumento de 40 por ciento en el riesgo de que la arteria se estreche. Y eso podría aumentar su riesgo de enfermedad cardiovascular, ataque cardiaco y accidente cerebrovascular, concluyeron los investigadores. “Con frecuencia, el público se preocupa sobre el estrés, pero a veces es la forma en que nuestras personalidades interactúan con el estrés lo que puede tener un efecto nocivo sobre la salud“, anotó el doctor Ralph Sacco, presidente de la American Heart Association y catedrático de neurología de la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami. Sacco no participó en el estudio. “El conocimiento es el primer paso en la modificación de la conducta”, añadió. “Si sabemos cosas sobre el estrés y el antagonismo, tal vez ayude a las personas a cambiar su conducta, si saben que se relaciona con el riesgo vascular”. El informe aparece en la edición en línea del 16 de agosto de la revista Hypertension. Para el estudio, un equipo de investigadores liderado por Angelina Sutin, becaria postdoctoral del Instituto Nacional del Envejecimiento de los EE UU, recolectó datos sobre más de 5.600 personas en cuatro pueblos de Cerdeña (Italia). Los investigadores encontraron que los que tenían puntuaciones altas en rasgos de antagonismo presentaban un mayor engrosamiento de las arterias del cuello (las carótidas), en comparación con la gente más complaciente. El grosor de las paredes de la arteria carótida es un factor de riesgo de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular, señalaron los investigadores. Después de tres años, las personas que puntuaron más alto en antagonismo o bajo en complacencia, sobre todo las que eran manipuladoras o se enojaban con rapidez, siguieron mostrando engrosamiento de las paredes arteriales. Esos rasgos también predecían un mayor engrosamiento arterial, encontró el grupo de Sutin. Las personas que puntuaron en el diez por ciento más bajo de complacencia y tenían los niveles más altos de antagonismo tenían un aumento de 40 por ciento en el riesgo de paredes arteriales gruesas, añaden. En un comunicado de prensa de la revista, Sutin dijo que “las personas que tienden a ser competitivas y a estar dispuestas a luchar por sus intereses propios tienen paredes arteriales más gruesas, un factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular”. “Las personas complacientes tienden a ser confiadas, directas y a mostrar preocupación por los demás, mientras que las que puntúan alto en antagonismo tienden a ser desconfiadas, escépticas y, en el extremo, cínicas, manipuladoras, egocéntricas, arrogantes y a mostrar enojo con rapidez”, añadió. En general, los hombres mostraban un mayor engrosamiento de las paredes arteriales que las mujeres. Pero entre las mujeres que eran antagónicas, el riesgo pronto igualaba al de los hombres. “Mientras que las mujeres con rasgos de complacencia tenían paredes arteriales mucho más delgadas que los hombres con los mismos rasgos, el antagonismo tuvo una asociación mucho más firme con el grosor arterial en las mujeres”, aseguró Sutin. Por lo general, el engrosamiento de las paredes arteriales es señal de edad. Sin embargo, las personas jóvenes con rasgos de antagonismo ya presentaban engrosamiento de la pared arterial, añadió. |
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