MIÉRCOLES, 13 de enero (HealthDay News/DrTango) -- La privación crónica de sueño y el impacto que la "deuda de sueño" tiene sobre el funcionamiento y el pensamiento no pueden ser revertidos por dormir bien una noche, según sugiere una investigación reciente.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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Aunque dormir bien una noche puede hacer que uno se sienta y funcione mejor a corto plazo, los efectos nocivos de la pérdida de sueño a largo plazo perduran más tiempo.
De hecho, "la pérdida crónica de sueño por seis horas de sueño por noche durante dos semanas causa un nivel de discapacidad similar al de permanecer despierto durante 24 horas", señaló el autor principal del estudio, el Dr. Daniel A. Cohen, neurólogo y especialista en medicina del sueño afiliado al Hospital Brigham and Women's y el Centro Médico Beth Israel Deaconess, ambos en Boston.
Las personas con privación crónica del sueño son "vulnerables a somnolencia repentina, errores y accidentes", añadió Cohen. Describió la vulnerabilidad como algo que no desaparece tras una noche completa de sueño de "recuperación".
Cohen y colegas informaron sobre sus hallazgos en la edición del 13 de enero de la revista Science Translational Medicine.
Señalan que se cree que el 16 por ciento de los estadounidenses duerme seis horas o menos al día.
Se piensa que esa privación crónica del sueño es más prevalente en las profesiones que conllevan trabajo en turnos y horas extras, como conducir camiones y transporte, los militares, el sector de atención de salud y las organizaciones de respuesta a emergencias. Muchos de estos trabajadores intentan compensar por los largos periodos de sueño insuficiente y los peligros que dicha deuda de sueño plantea para la seguridad durmiendo durante más tiempo siempre que pueden.
Pero, ¿ayuda este tipo de estrategia de compensación a restaurar la alerta? Para averiguarlo, los investigadores dieron seguimiento a la conducta de nueve hombres y mujeres saludables de 21 a 34 años de edad. Los participantes fueron asignados a una programación de tres semanas de sueño y vigilia que conllevaba permanecer despiertos por 33 horas y luego dormir durante 10.
Esta rutina de privación crónica del sueño, que afirmaron imitaba, por ejemplo, el horario típico de guardia de un médico residente, significaba que los participantes dormían apenas 5.6 horas por cada periodo de 24 horas.
Los datos sobre un segundo grupo de participantes, que durmieron un periodo más normal de ocho horas por cada 24, se usaron como punto de comparación.
El equipo encontró que inmediatamente después de un periodo de sueño de diez horas, los participantes privados de sueño rendían dentro de los parámetros normales en evaluaciones de función cognitiva y tiempo de reacción.
Sin embargo, a medida que el estudio continuaba, la capacidad de los participantes, que ahora estaban crónicamente privados de sueño, de recuperar la función completa tras cada sueño de diez horas comenzó a disminuir. Sus habilidades motrices, además de su capacidad de concentrarse, prestar atención y permanecer alerta, se debilitaron en el periodo subsiguiente de 33 horas de vigilia.
Los tiempos de reacción relativamente normales de los faltos de sueño también se disiparon significativamente a medida que el día se convertía en noche. Los investigadores atribuyeron esto al rejuego entre la privación crónica de sueño y los ritmos circadianos del organismo.
El punto es que la gente que acumula una "deuda crónica de sueño" durante la semana con la esperanza de poder "pagarla" con una buena noche o dos de sueño durante el fin de semana se verá decepcionada.
"Una buena noche de sueño puede mayormente ocultar los efectos de la pérdida crónica de sueño", aseguró Cohen. Pero dijo que la sensación de recuperar toda la función es ilusoria.
"En este punto", anotó Cohen, "aún no sabemos cuántos ciclos normales de sueño y vigilia toma la recuperación de la pérdida crónica de sueño".
Gregg D. Jacobs, especialista del sueño del Centro de trastornos del sueño del Centro médico conmemorativo de Massachusetts de Boston, afirmó que "la pérdida de sueño no es un fenómeno igual para todos" y advirtió que los hallazgos no se deben generalizar en exceso.
"El horario de sueño que estudiaron es similar a lo que los médicos residentes experimentarían", anotó. "Sin embargo, muy pocas personas además de los médicos residentes se someten a un horario de sueño como este. La pérdida de sueño en la vida diaria es mucho más modesta para la mayoría de personas".
Jacobs también señaló que los participantes eran relativamente jóvenes y que los adultos mayores con frecuencia necesitan menos sueño. Y añadió que la pérdida de sueño y el rendimiento relacionado de un individuo con frecuencia pueden depender de la motivación de la persona para ejecutar una tarea, que puede ser distinta dependiendo de si la pérdida de sueño y el rendimiento se relacionan con el trabajo o no.
"El problema con los estudios de laboratorio sobre la pérdida de sueño", enfatizó, es que "no se generalizan muy bien a la vida cotidiana".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Daniel A. Cohen, M.D., research fellow, division of sleep medicine, Brigham and Women's Hospital, and staff neurologist, Beth Israel Deaconess Medical Center, Boston; Gregg D. Jacobs, Ph.D., sleep specialist, Sleep Disorders Center, University of Massachusetts Memorial Medical Center, Worcester, Mass.; January 13, 2010, Science Translational Medicine
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