Expertos en salud mental no están de acuerdo en si la conducta describe a un verdadero adicto
MIÉRCOLES, 12 de mayo (HealthDay News/DrTango) -- La conducta sexual compulsiva puede ser un verdadero problema para algunas personas, pues los incita a realizar actos arriesgados y autodestructivos con su libido como protagonista, afirman los expertos.
La carrera del jugador profesional de golf Tiger Woods casi se termina ante revelaciones de que había sido infiel con hasta doce mujeres. Steve Phillips, ex gerente general de los Mets de Nueva York, fue despedido de su trabajo como analista de béisbol en la red de ESPN tras un escándalo sexual en su lugar de trabajo.
¿Pero sufren ellos, y otros en situaciones semejantes, de una adicción real?
Tanto Woods como Phillips han asegurado que sí, y ambos hombres buscaron tratamiento en programas contra la adicción sexual.
Los profesionales de la salud mental se muestran de acuerdo en que algunas personas tienen conductas sexuales descontroladas y nocivas, y que de verdad no pueden evitarlo.
Sin embargo, no se ponen de acuerdo en si esta conducta constituye una verdadera adicción o si es más adecuado considerarla algún otro tipo de trastorno mental.
La nueva edición del Manual de Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos Mentales, el libro que se considera la biblia de la psiquiatría, incluirá una nueva categoría de conductas adictivas, pero la adicción sexual no figurará en ella.
"No hay suficiente evidencia empírica para considerar el sexo como una adicción en este momento", señaló el Dr. Martin P. Kafka, profesor clínico asociado de psiquiatría de la Facultad de medicina de la Harvard y miembro del equipo de trabajo que revisa el manual.
Los terapeutas que trabajan con la adicción sexual no están de acuerdo.
"Hemos estado tratando la adicción al sexo por más de veinte años", aseguró Douglas Weiss, psicólogo y director ejecutivo del Centro de Psicoterapia Heart to Heart de Colorado Springs, Colorado.
Weiss anotó que el campo de la psiquiatría a veces se rezaga de los hechos. Por ejemplo, la homosexualidad fue incluida como trastorno mental en muchas ediciones iniciales del manual y los psiquiatras tardaron mucho en aceptar que el alcoholismo era una enfermedad.
Además, hay diferencias claras entre las personas que tienen impulsos sexuales muy intensos y las personas adictas al sexo, apuntó Weiss.
"La persona con mucha libido desea una conexión emocional", dijo. "El adicto al sexo sólo quiere su dosis. No se trata de intimidad. Es sobre esa dosis. Durante el acto en sí, los adictos al sexo están desvinculados".
Incluso los psiquiatras que no están de acuerdo con la existencia de la adicción al sexo aceptan que hay personas que tienen problemas sexuales y que parecen encajar con esa definición.
"La idea de la adicción sexual es extremadamente útil desde el punto de vista clínico", apuntó Kafka. "La gente viene e informa que es adicta al sexo. Que está destruyendo sus vidas. Entre las personas con esta afección, llamarla adicción al sexo realmente concuerda con su experiencia".
Sin embargo, hay problemas con el intento de encajar la compulsión sexual dentro del modelo psiquiátrico establecido de las adicciones, apuntó Kafka:
No se ha demostrado que se necesite cada vez más sexo para obtener el mismo efecto, como ocurre con la adicción a las drogas.
Aunque conlleva conductas arriesgadas, no hay evidencia sólida de que la toma de riesgos aumente, como en las demás formas de adicción.
Aunque puede ser difícil, o imposible, que la gente abandone la conducta sexual compulsiva, los investigadores no están seguros de que en realidad sufren de abstinencia.
El problema surge de intentar aplicar el modelo de adicción a actividades biológicas innatas, explicó Kafka.
El uso de drogas y los juegos de azar "no son estados impulsados por la biología, como comer, dormir o el sexo", apuntó. "Todos queremos comer, dormir y tener relaciones sexuales". En otras palabras, es difícil atribuir algo que la gente necesita hacer como parte de ser seres humanos a la adicción.
La psiquiatría ha podido diagnosticar y abordar aberraciones en esos impulsos biológicos sin llamarlos adicciones. Por ejemplo, se diagnostica a las personas que comen de forma compulsiva con bulimia o trastorno por atracón, pero no se les llama adictos a la comida.
Weiss propuso crear una nueva categoría de enfermedad, el trastorno de hipersexualidad, en el manual de diagnóstico. Ésta cubriría las conductas que ahora se denominan adicción al sexo.
El nuevo diagnóstico incluiría actividades como promiscuidad excesiva, una dependencia excesiva de la pornografía y la masturbación compulsiva. "Estas conductas tienen características específicas y pueden causar consecuencias adversas cuando son frecuentes e intensas", aseguró Weiss.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Martin P. Kafka, M.D., associate clinical professor, psychiatry, Harvard Medical School, and clinical associate, psychiatry, McLean Hospital, Boston; Douglas Weiss, Ph.D., psychologist and executive director, Heart to Heart Counseling Center, Colorado Springs, Colo.
HealthDay
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_98707.html
(c) Derechos de autor 2010, Health
MIÉRCOLES, 12 de mayo (HealthDay News/DrTango) -- La conducta sexual compulsiva puede ser un verdadero problema para algunas personas, pues los incita a realizar actos arriesgados y autodestructivos con su libido como protagonista, afirman los expertos.
La carrera del jugador profesional de golf Tiger Woods casi se termina ante revelaciones de que había sido infiel con hasta doce mujeres. Steve Phillips, ex gerente general de los Mets de Nueva York, fue despedido de su trabajo como analista de béisbol en la red de ESPN tras un escándalo sexual en su lugar de trabajo.
¿Pero sufren ellos, y otros en situaciones semejantes, de una adicción real?
Tanto Woods como Phillips han asegurado que sí, y ambos hombres buscaron tratamiento en programas contra la adicción sexual.
Los profesionales de la salud mental se muestran de acuerdo en que algunas personas tienen conductas sexuales descontroladas y nocivas, y que de verdad no pueden evitarlo.
Sin embargo, no se ponen de acuerdo en si esta conducta constituye una verdadera adicción o si es más adecuado considerarla algún otro tipo de trastorno mental.
La nueva edición del Manual de Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos Mentales, el libro que se considera la biblia de la psiquiatría, incluirá una nueva categoría de conductas adictivas, pero la adicción sexual no figurará en ella.
"No hay suficiente evidencia empírica para considerar el sexo como una adicción en este momento", señaló el Dr. Martin P. Kafka, profesor clínico asociado de psiquiatría de la Facultad de medicina de la Harvard y miembro del equipo de trabajo que revisa el manual.
Los terapeutas que trabajan con la adicción sexual no están de acuerdo.
"Hemos estado tratando la adicción al sexo por más de veinte años", aseguró Douglas Weiss, psicólogo y director ejecutivo del Centro de Psicoterapia Heart to Heart de Colorado Springs, Colorado.
Weiss anotó que el campo de la psiquiatría a veces se rezaga de los hechos. Por ejemplo, la homosexualidad fue incluida como trastorno mental en muchas ediciones iniciales del manual y los psiquiatras tardaron mucho en aceptar que el alcoholismo era una enfermedad.
Además, hay diferencias claras entre las personas que tienen impulsos sexuales muy intensos y las personas adictas al sexo, apuntó Weiss.
"La persona con mucha libido desea una conexión emocional", dijo. "El adicto al sexo sólo quiere su dosis. No se trata de intimidad. Es sobre esa dosis. Durante el acto en sí, los adictos al sexo están desvinculados".
Incluso los psiquiatras que no están de acuerdo con la existencia de la adicción al sexo aceptan que hay personas que tienen problemas sexuales y que parecen encajar con esa definición.
"La idea de la adicción sexual es extremadamente útil desde el punto de vista clínico", apuntó Kafka. "La gente viene e informa que es adicta al sexo. Que está destruyendo sus vidas. Entre las personas con esta afección, llamarla adicción al sexo realmente concuerda con su experiencia".
Sin embargo, hay problemas con el intento de encajar la compulsión sexual dentro del modelo psiquiátrico establecido de las adicciones, apuntó Kafka:
No se ha demostrado que se necesite cada vez más sexo para obtener el mismo efecto, como ocurre con la adicción a las drogas.
Aunque conlleva conductas arriesgadas, no hay evidencia sólida de que la toma de riesgos aumente, como en las demás formas de adicción.
Aunque puede ser difícil, o imposible, que la gente abandone la conducta sexual compulsiva, los investigadores no están seguros de que en realidad sufren de abstinencia.
El problema surge de intentar aplicar el modelo de adicción a actividades biológicas innatas, explicó Kafka.
El uso de drogas y los juegos de azar "no son estados impulsados por la biología, como comer, dormir o el sexo", apuntó. "Todos queremos comer, dormir y tener relaciones sexuales". En otras palabras, es difícil atribuir algo que la gente necesita hacer como parte de ser seres humanos a la adicción.
La psiquiatría ha podido diagnosticar y abordar aberraciones en esos impulsos biológicos sin llamarlos adicciones. Por ejemplo, se diagnostica a las personas que comen de forma compulsiva con bulimia o trastorno por atracón, pero no se les llama adictos a la comida.
Weiss propuso crear una nueva categoría de enfermedad, el trastorno de hipersexualidad, en el manual de diagnóstico. Ésta cubriría las conductas que ahora se denominan adicción al sexo.
El nuevo diagnóstico incluiría actividades como promiscuidad excesiva, una dependencia excesiva de la pornografía y la masturbación compulsiva. "Estas conductas tienen características específicas y pueden causar consecuencias adversas cuando son frecuentes e intensas", aseguró Weiss.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Martin P. Kafka, M.D., associate clinical professor, psychiatry, Harvard Medical School, and clinical associate, psychiatry, McLean Hospital, Boston; Douglas Weiss, Ph.D., psychologist and executive director, Heart to Heart Counseling Center, Colorado Springs, Colo.
HealthDay
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_98707.html
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