Un estudio de la Universidad de Lausanne (Suiza), publicado en la revista Science, revela que la oxitocina, una hormona producida en el hipotálamo, actúa sobre la amígdala cerebral e inhibe algunas respuestas al miedo como la paralización del individuo ante una situación temerosa.
Los hombres que ejercitaban dos horas o más por semana al inicio del estudio eran un 25 por ciento menos propensos a tener dolor en la espalda baja 11 años después y un 20 por ciento menos propensos a sentir dolor de cuello u hombros, a diferencia de los sedentarios.